La inversión de China en Latinoamérica y el Caribe se está concentrado en áreas denominadas por Pekín como “nueva infraestructura”. Esto incluye sectores críticos como telecomunicaciones, tecnología financiera y transición energética, según un informe publicado en enero por el laboratorio de ideas estadounidense The Inter-American Dialogue.
El informe destaca que las inversiones chinas disminuyeron en los últimos años. Esta tendencia refleja una reorientación por parte de China y sus empresas estatales, que ahora buscan acuerdos más pequeños en sectores alineados con los objetivos estratégicos de Pekín.
“Estamos frente al despliegue del poder suave de China para ampliar su influencia global”, dijo a Diálogo el 8 de febrero Luis Fleischman, profesor de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Palm Beach, en Florida. “Es evidente que sus nuevas acciones no representan una buena noticia para Latinoamérica”.
Aunque la “nueva infraestructura” china se define vagamente, detalla el informe, abarca áreas como 5G, centros de datos, inteligencia artificial, internet industrial, transmisión de electricidad, vehículos eléctricos, energía renovable e infraestructura urbana, como parte de la visión de infiltración del Partido Comunista Chino (PCC) para 2035.
Dueños de la luz
En el sector energético, Pekín está implementando una estrategia expansiva con el objetivo de “convertirse en el dueño de la luz” en el hemisferio, señala la plataforma latinoamericana Diálogo Político. En lugar de construir nuevas instalaciones, está comprando compañías ya establecidas.
Por ejemplo, China Southern Power Grid adquirió Enel Distribución en Perú en 2023, asegurando el control de la distribución eléctrica en Lima y una gran parte del país. Yangtze Power, también vinculada al PCC, es propietaria de Luz del Sur, otro distribuidor eléctrico en la capital peruana, detalla el reporte de Inter-American Dialogue.
Esta estrategia, plantea el riesgo de ceder el control casi absoluto del suministro de electricidad a China, cuyas empresas estatales representan sus aspiraciones económicas y geopolíticas, abunda el informe. Las empresas chinas operan con sus propios estándares y prácticas, lo que podría tener consecuencias económicas y logísticas significativas para Perú.
Las inversiones de China en Latinoamérica y el Caribe reciben múltiples críticas, debido a los efectos negativos que acompañan varios proyectos tanto pasados como en curso, entre ellos, daños medioambientales y casos de corrupción, señaló Fleischman.
“Ante la presencia arraigada de corrupción en la región, China se concentra en el fortalecimiento de su influencia y la obtención de ganancias económicas, alineándose con gobiernos autoritarios o de izquierda; relegando las preocupaciones sociales y ambientales a un segundo o tercer plano”, enfatizó Fleischman.
Creciente influencia
Proyectos como el del fabricante de vehículos eléctricos BYD y su plan para una planta en Brasil, la adquisición de litio en el llamado Triángulo del Litio, como la adquisición de Tianqi Lithium en Chile, figuran entre la nueva estrategia de inversión de China.
La ‘nueva infraestructura’ también es evidente en las tecnologías de información y comunicación, con empresas como Huawei expandiendo su presencia en la región, especialmente en Argentina, Brasil, Chile, Colombia, México y Perú, con enfoque en centros de datos y computación en la nube, muestra el informe, lo que aumenta la preocupación por las actividades de espionaje en estos países.
“Es fundamental que países, empresas, organizaciones y sociedades, eviten generar una interdependencia tecnológica excesiva en la esfera digital con China, así como en toda la cadena de suministro, para mitigar riesgos, garantizar la seguridad de los datos y fomentar la competencia y la innovación a nivel global”, expresó Fleischman.
Alta gama y agro ciencia
La manufactura de alta gama abarca sectores como maquinaria de alta precisión y manufactura médica, principalmente en países como México y Brasil; y de manera limitada en Colombia, Ecuador y Chile. La mayoría de las inversiones chinas en servicios médicos manufactureros en Latinoamérica y el Caribe se llevaron a cabo durante y después de la pandemia, señala el informe de The Inter-American Dialogue.
En contraste con otras áreas de inversión en “nueva infraestructura”, el equipamiento urbano apenas es resaltado en el perfil de inversión de China en la región. El proyecto de la Línea 1 del metro de Bogotá ejemplifica la participación china en este sector. Sin embargo, ya surgieron diversas preocupaciones sobre irregularidades, reporta la revista digital colombiana Semana.
Por otro lado, el informe menciona que, en los últimos años, los inversores chinos han mostrado un mayor interés en la agro ciencia y la adquisición de empresas de ciencias agrícolas y productos químicos en la región, en línea con su enfoque continuo en la producción y el transporte de alimentos, destacando Chile, Brasil y México.
A pesar que las importaciones desde Latinoamérica y el Caribe continúan dominadas por materias primas, una tendencia que se ha mantenido durante más de una década, se espera que los metales y minerales vinculados a la tecnología ganen una proporción más significativa con el tiempo, abunda.
Oportunidad
En este contexto, “surge una oportunidad para que los EE. UU. y otros países democráticos adopten políticas económicas y tecnológicas, que beneficien a la región latinoamericana y a su población”, concluyó Fleischman. “Más allá de las implicaciones económicas, existe un alto riesgo de que la influencia china erosione los valores democráticos, que son fundamentales en la relación entre las naciones”.