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Estos factores hacen que el almacenamiento energético sea una necesidad para Chile

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Chile sufre de una alta congestión en la transmisión eléctrica y faltan inversiones en nuevas líneas. Mientras estas se materializan, el país debe apostar por desarrollar soluciones de almacenamiento, según Enzo Sauma.

La raíz del problema energético que tenemos en Chile es que somos un país muy largo y, por lo tanto, la transmisión de energía eléctrica se hace complicada. Los sectores en donde tenemos las mayores fuentes de energía renovable están en el norte para la solar, hidráulica en el sur y el viento en la costa. Mientras, los consumos más altos no se concentran en esos lugares, sino que, en el centro del país, por lo que necesitamos transmitir la energía generada a los sectores de más alto consumo.

Actualmente Chile sufre de una alta congestión en la transmisión eléctrica y faltan inversiones. Muchas centrales del norte no tienen hoy, por ejemplo, la capacidad de transmitir la energía que generan. Por lo tanto, la transmisión es un cuello de botella y mejorar la red eléctrica a nivel nacional toma entre 10 y 12 años, porque el proceso se debe hacer con toda la ‘permisiología’ correspondiente, incluyendo participación ciudadana y consulta indígena.

Otro gran problema es que necesitamos flexibilidad temporal, lo cual no tienen hoy los sistemas eléctricos. Por ejemplo, en la medida en que disponemos de mucha energía solar, vamos a tener mucha energía cuando hay sol, pero durante las noches no tenemos la capacidad de generar esa energía. Esto se suma al hecho de que, muchas veces las líneas están saturadas y cuando tenemos energía solar a muy bajo costo no podemos transmitirla a los lugares de alta demanda y esa energía debemos desecharla, lo que es conocido como vertimiento. Esto genera que los costos y, por lo tanto, los precios suban, ya que las generadoras deben recurrir a fuentes contaminantes y más caras para generar energía, como el diésel.

La demanda neta es la demanda eléctrica total menos la generación de energía renovable variable (eólica y solar principalmente). Hoy en día, la demanda neta se satisface con generación térmica, es decir, carbón, gas natural y a veces diésel. Esta flexibilidad que entregan las centrales térmicas es fundamental y necesaria, pero aumenta los costos, entre otros efectos negativos.

Todos estos factores hacen que actualmente paguemos un costo alto por la energía. Y el escenario no va a mejorar en los próximos cinco años, va a empeorar, porque de los nuevos proyectos que vienen de energía eléctrica, el 99,8% son de energías renovables intermitentes, por lo que necesitan aún más flexibilidad.

Fortalecer las líneas de transmisión es la solución más barata, pero toma tiempo. Ante esto, el almacenamiento es la oportunidad más rápida actualmente.  Nos hemos demorado en avanzar como país porque recién en el 2016 se aprobó la ley de transmisión que permitió por primera vez en Chile planificar la transmisión en forma proactiva y no reactiva. Antiguamente la ley prohibía planificar proactivamente, porque se debía esperar a que estuviera en construcción una central para planificar su interconexión. El año pasado se definieron dos polos de desarrollo, y que permiten realizar esta planificación proactiva.

Por lo tanto, el almacenamiento hoy no es solo una oportunidad, sino que se ha convertido en una necesidad. La buena noticia es que ya contamos con los elementos para planificar proactivamente y tener una red de transmisión robusta. La mala noticia es que debemos esperar 12 años más para gozar de sus beneficios en términos de muy bajos costos de la electricidad. Si seguimos avanzando como hasta hoy, es muy probable que hacia el 2026, e incluso antes, contemos con sistemas de almacenamiento competitivos que permitirán una flexibilidad más barata que la que entregan los sistemas térmicos. Esto es una muy buena noticia porque los costos de los sistemas de almacenamiento van disminuyendo.

Chile ha sido pionero en regulación y ya contamos con una ley de almacenamiento, que habilita el almacenamiento para que operen en los distintos mercados. Esta habilitación es sumamente importante porque entregan la flexibilidad que necesita el sistema eléctrico de nuestro país. Así también, el presidente Gabriel Boric acaba de anunciar una licitación de 2.000 millones de dólares en almacenamiento que debería estar operando en tres años más, y que se incorporó en el proyecto de ley de transición energética. Aún está por definirse el detalle de esta licitación, lo que es muy relevante.  Sin embargo, la normativa aún no define cómo va a operar y remunerar el almacenamiento. Algo que se debe definir con urgencia.

Respecto de la operación de los sistemas de almacenamiento, está en duda si el almacenamiento debe operarlo una entidad estatal o el sector privado. Diferentes estudios demuestran que en el primer caso se obtiene un mayor beneficio social. Sin embargo, si pensamos en este tipo de esquema, podría no haber incentivos para que los privados inviertan en estos proyectos. Para evitar esta situación, es importante definir modelos que entreguen incentivos y señales de precio correctas para las inversiones.

Hay muchos aspectos por definir. Sin embargo, está claro el beneficio del almacenamiento para nuestro país. Tanto así, que en los próximos años deberemos definir si el almacenamiento principalmente un proveedor de energía o de servicios complementarios, tales como la reserva de energía. Como país debemos avanzar con mayor velocidad para capturar esta importante oportunidad.

*El autor es Académico del Departamento de Ingeniería Industrial y de Sistemas UC

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