Integración energética en América Latina.

Infraestructura de transmisión moderna, cooperación política más estrecha entre países y una planificación a largo plazo.

Esas son áreas críticas que deben abordarse para lograr una mayor integración eléctrica en América Latina y, a su vez, aprovechar al máximo el enorme potencial de la región para su transición energética y hacer frente a la pobreza energética, según diversos especialistas.

América Latina tiene enlaces eléctricos operando y en construcción entre países, pero el potencial de la región supera con creces lo que se ha logrado hasta ahora.

Desarrollar la transmisión es clave, dijo el presidente ejecutivo de Grupo Energía Bogotá (GEB), Álvaro Villasante, durante el evento Latin America Energy Week de Siemens Energy.

Los países deben ofrecer incentivos al sector privado “para que sigan las inversiones en redes y capacidad energética», dijo Villasante. Además de Colombia, GEB opera en Brasil, Panamá, Costa Rica, Guatemala y Perú.

Tim Holt, miembro del directorio de Siemens Energy, describió el papel de la tecnología avanzada en la transmisión. “Las redes de transmisión de última generación harán de América Latina una potencia ecológica”, aseveró el directivo.

Entre los últimos avances en el frente de la integración energética está la firma de documentos que autorizan el intercambio de electricidad entre Chile y Argentina a través de la línea de transmisión de 345kV y 409km Interandes, perteneciente a la eléctrica AES Andes. Chile exportará, en horario diurno, la energía generada por plantas solares. Por la noche, Argentina despachará a su vecino andino la electricidad producida en centrales a gas, lo que remplazará 200MW de capacidad a diésel.

Mientras tanto, las empresas en América Latina están listas para el desafío que implica la integración y esperan señales en políticas y planes firmes a largo plazo, se señaló en la conferencia. También se necesita una coordinación más estrecha entre las naciones y planificación gubernamental a largo plazo para garantizar la materialización de inversiones. En la ocasión se destacó además lo que Europa ha logrado en términos de conversaciones de integración luego de la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que puso de manifiesto la importancia de la cooperación y la soberanía energética regional.

«Tenemos que trabajar juntos. Hay muchos países haciendo diferentes cosas solos, y ese no es el camino”, indicó Villasante. “Las naciones tienen que cooperar y tener claro que la energía es una parte esencial de la política nacional”. GEB tiene un enlace que conecta a Colombia con Ecuador.

La planificación en todos los niveles es fundamental, dijo Ricardo Mota, director del centro de control de energía de México, Cenace. “Tenemos que seguir planificando a nivel regional, nacional, estatal y municipal”, señaló.

En América Latina, la integración y transición energéticas están indisolublemente unidas, se señaló en la conferencia.

“No habrá transición energética sin integración energética; no podemos tener una si no tenemos la otra”, comentó Marcio Szechtman, director de transmisión de la eléctrica estatal brasileña, Eletrobras.

La economía más grande de la región, Brasil, tiene enlaces eléctricos con Uruguay, Argentina, Paraguay y Venezuela. El año pasado, en medio de la sequía, Uruguay y Argentina intensificaron las exportaciones a Brasil para ayudarlo a contrarrestar una baja generación hidroeléctrica. Tras el aumento de las precipitaciones, Brasil convino ayudar a Argentina, que podría afrontar importaciones costosas y posiblemente insuficientes de combustibles fósiles durante el invierno austral.

Varios proyectos —como los futuros enlaces de Chile y Perú, Brasil y Bolivia, Bolivia y Perú, Ecuador y Perú y Brasil y Guyana— se encuentran en etapa de desarrollo inicial o en estudios, según un mapa de interconexión 2021 de la Comisión de Integración Energética Regional.

En el evento también se señaló que la regulación debe centrarse en abordar las consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para poder garantizar el avance de los proyectos.

Cerca de 18 millones de personas no tienen acceso a la electricidad en la región y casi 90 millones de personas viven en extrema pobreza. “A veces estamos hablando de transición energética, pero para algunas personas no hay transición energética, tienen cero energía”, resaltó Villasante, y agregó que, en última instancia, las soluciones deben estar orientadas a mejorar la calidad de vida de las personas.

BN