Los cambios en el sector de la energía tras la COVID-19

AMPOLLETA

(MUNDO)La crisis sanitaria del COVID-19 también ha introducido cambios en el sector energético que benefician tanto a los hogares como a las empresas consumidoras de energía, ya que se abren buenas oportunidades para comprar energía y conseguir ahorros significativos en la factura.

La COVID-19 ha traído consigo una serie de consecuencias, pero también de oportunidades. «Es una tormenta perfecta. Los más favorecidos son los consumidores y las empresas consumidoras porque hay un escenario mundial de alto stock de gas y petróleo y el descenso de la demanda se ha traducido en que el pico de gas y de petróleo se ha desplomado», lo que para las empresas energéticas está dificultando su viabilidad, según ha explicado Jesús Sahún, consultor senior comercial de Switching Consulting, a elEconomista.es

En este contexto a nivel macro, «es un buen momento para hacer compras. Supone una oportunidad», que también se presenta ante el precio diario de la electricidad. «Estamos en precios históricamente bajos», que son un 60% más baratos que el año pasado en el mismo período. Esta caída ha favorecido a su vez que las energías renovables tengan más peso, registrándose subidas de hasta el 70% en eólica e hidráulica, frente a las caídas de, por ejemplo, las centrales de ciclo combinado en las que se ha producido un fuerte descenso en producción del orden del 45%.

Pero también hay consecuencias negativas o menos positivas por lo que «las empresas energéticas suponen en términos de PIB y empleo en nuestro país. Son actores clave» y también son fundamentales en la identificación de un nuevo escenario en el que se apuesta por las energías renovables -no solo por la eólica o fotovoltaica-, sino también por la investigación y proyectos innovadores en hidráulica como los embalses reversibles con bombeo de agua o maremotriz, entre otras.

Es un marco que se ha acompañado con la legislación sobre el cambio climático y la transición energética. «Detectamos un creciente interés de proyectos de autoconsumo renovable y proyectos de transformación de residuos en biocombustibles como residuos sólidos urbanos (biogas). Las Administraciones Públicas están siendo pioneras en estos asuntos. La Administración también es un ejemplo en fórmulas innovadoras. Muchas empresas declinaban ofertas de energía verde, pero ahora no es ningún lujo la energía verde. Ahora, cualquier persona puede consumir energía renovable» porque el precio va ser más bajo.

Y esto hace que ahora sea un buen momento para comprar energía y que se produzcan ahorros en la factura energética ante un futuro que se presenta con incertidumbre y volátil porque pueden darse dos situaciones. Una de ellas es que se produzca «un rebrote tras los meses veraniegos o bien que la demanda suba con las vacunas y la resistencia inmunitaria».

«Ante este grado de volatilidad y buenos precios, es un momento idóneo para hacer balance y la hoja de ruta de las empresas e industrias. Es oportuno pensar cómo se hacen las cosas para realizar un plan de consumo de energía, tener las herramientas necesarias y hacer la lectura de comportamiento de mercados», añade Jesús Sahún.

«La energía se puede comprar a futuros. No hay que esperar al vencimiento del contrato, sino comprar ahora en mayo, por ejemplo, la energía para el año 2021 o 2022. Esto supone la viabilidad de la empresa» porque se reduce la factura energética, minimizándose así uno de los principales problemas del tejido empresarial como son los costes energéticos.

«Estamos viendo fusiones y adquisiciones en el sector de energía y petroleras» e iniciativas en el mercado de las renovables ante la aparición de nuevos medios de transporte que declinan el petróleo, pero «las empresas tienen que seguir en el negocio. Las empresas y las organizaciones miran hacia lo verde. Es el momento de pensar en estrategias, acompasarla con la responsabilidad social y la sostenibilidad económica y social».

EL ECONOMISTA