Guardar energía renovable en tu coche: la idea para convertir los eléctricos en una batería gigante

(MUNDO) El sol proyecta sobre la Tierra más energía en una hora que la que todo el planeta consume en un año. Según algunos cálculos, cubrir de paneles solares un 0,3% de la superficie del Sáhara bastaría para satisfacer el consumo europeo. Y la solar es solo una de las energías renovables. El gran reto tecnológico ya no es producir energía limpia a bajo coste sino hacer que esté disponible a demanda humana: para solucionarlo hay ideas revolucionarias (como la «caja» en la que científicos españoles quieren «meter el sol») y otras aparentemente más sencillas, como utilizar las baterías de los vehículos eléctricos para guardar energía que luego pueda utilizar toda la red.

Red Eléctrica, el grupo empresarial que actúa como operador del sistema eléctrico español (participado en un 20% por el Estado) investiga cómo convertir las baterías de los coches eléctricos en una red descentralizada de almacenamiento de energía. La idea es que los vehículos guarden la electricidad producida cuando las rachas de viento o la intensidad de los rayos del sol lleven a las centrales renovables a su máxima potencia.

En este momento, si ese pico de producción no coincide, que no tiene por qué coincidir, con los picos de demanda, lo más probable es que esa energía se desperdicie ya que aún no existe una forma viable de almacenar esa energía a gran escala. Según han explicado fuentes de Red Eléctrica a eldiario.es, el proyecto de utilizar las baterías de los coches eléctricos para este fin aún está en fase de concepto pero consideran que tiene un gran potencial.

«Un escenario que a día de hoy no se produce pero podría llegar, es que la producción de energía renovable sea tal que no pueda llegar a ser asumida por el sistema en España. Los vehículos eléctricos absorberían esa energía renovable», explica en conversación con este medio Susana Bañares, jefa del departamento de gestión de la Demanda y Redes Inteligentes de Red Eléctrica.

Centro de Control de Vehículos Eléctricos (Cecovel) de Red Eléctrica, donde se monitoriza el uso de 1.250 puntos de recarga para analizar la demanda de energía de los coches eléctricos y prever su impacto en el sistema.
Centro de Control de Vehículos Eléctricos (Cecovel) de Red Eléctrica, donde se monitoriza el uso de 1.250 puntos de recarga para analizar la demanda de energía de los coches eléctricos y prever su impacto en el sistema.

Una característica de cualquier sistema eléctrico es que la oferta de energía debe cuadrar en todo momento con la demanda. Las descompensaciones son el peor enemigo de un operador. En 2006, un error de cálculo aisló las zonas de producción y las de consumo en Alemania tras desconectar una serie de líneas para que un barco pasara bajo ellas. Se produjo una reacción en cadena que fue sobrecargando y desconectado líneas a toda velocidad hasta partir en dos el sistema eléctrico europeo, desde el Mar del Norte hasta el Adriático.

Cuadrar la oferta y la demanda obliga en ocasiones a desenchufar las centrales limpias en momentos en los que su energía no es necesaria, mientras que en otros hay que aumentar la potencia de centrales que explotan fuentes no renovables porque no hay sol ni viento disponible para satisfacer la demanda de consumo. Contando con la previsible multiplicación de los vehículos eléctricos que tendrá lugar en los próximos años, el objetivo del proyecto es que sus baterías sirvan de gran acumulador de energía renovable que evite despreciarla en los momentos de baja demanda, volcándola de nuevo al sistema cuando sea necesaria.

«¿Por qué es un escenario que no vemos demasiado complicado? Porque ya existe inteligencia tanto en el vehículo eléctrico, que permite programar su recarga, como en la infraestructura. El vehículo establece un diálogo con la infraestructura, hay una comunicación en la que se pueden poner de acuerdo en la energía que pide uno y la que suministra otro. En el momento en que se conecta con un cargador inteligente, pueden hablarse entre ellos y eso dota al sistema de muchísimas posibilidades», continúa Bañares.

Tecnología que ya está en el mercado

La jefa de Redes Inteligentes de Red Eléctrica adelanta a este medio que hay varios fabricantes investigando este modelo. Cita como una de las marcas más adelantadas a la japonesa Nissan. Las baterías de su modelo Leaf, que se producen en España, ya pueden llevar a cambio un intercambio de energía con el sistema. De momento, estas se puede aprovechar para reducir el gasto en el hogar, por ejemplo cargando la batería del vehículo en las horas en las que la electricidad es más barata y tirando de ella después.

«El siguiente paso es poder suministrar energía a la red si la red necesita energía. Eso ya lo hemos hecho en una prueba piloto en Dinamarca y la persona que lo hizo no solo es que ahorrara dinero, sino que ganó 1.300 euros en un año, porque podía devolver energía a la red, y la red le pagaba por ello», explican fuentes de Nissan a eldiario.es.

Nissan

El sistema también se puede utilizar para aprovechar la producción eléctrica individual, como la de paneles solares colocados en el tejado del edificio. «El sistema bidireccional se tiene que instalar, pero valdría con un enchufe normal. No necesitamos hacer una instalación especial ni alterar la potencia normal, no hace falta ninguna adaptación en ese sentido», continúa la empresa.

Menos del 1% en 2019, 100% en 2050

Actualmente los eléctricos representan menos del 1% del total de ventas de coches en España. Quedan muy lejos las cifras de países como Noruega, donde las ventas de eléctricos llegan al 60% del total. No obstante, la preparación del escenario en el que el sistema eléctrico español tenga que aguantar la demanda de centenares de miles de vehículos enchufados ya ha empezado.

La previsión es que en 2050 el 100% del parque móvil español se haya electrificado. Eso requerirá que los puntos de carga se multipliquen. Actualmente hay unos 4.800 puntos públicos, pero la estimación es que se multipliquen por 20 en cinco años y que se supere la cifra de los 100.000 en una década. En previsión de ello, Red Eléctrica no solo está analizando cómo aprovechar esas baterías en la red general, sino cómo impactará a la demanda esos cientos de miles de vehículos enchufados.

Centro de Control Eléctrico (Cecoel), en Madrid.
Centro de Control Eléctrico (Cecoel), en Madrid.

El operador cuenta con 1.350 puntos de recarga monitorizados en el Centro de Control de Vehículos Eléctricos (Cecovel), integrado en el Centro de Control Eléctrico, desde donde se gestiona todo el sistema eléctrico español. «Estamos incorporando modelos de predicción sobre la demanda que estamos observando -revela Bañares- y compartiendo esa información con las administraciones, que les resulta clave para plantearse cómo desarrollar la movilidad eléctrica en los núcleos urbanos».

Según los cálculos del operador, por cada millón de vehículos eléctricos que se incorporan al sistema la demanda aumenta un 1%. «Algo totalmente asumible», aseguran. La electrificación completa del parque móvil español englobaría unos 24 millones de vehículos.

En cualquier caso, recuerdan que para que la incipiente presencia de vehículos de consumo sostenible en las calles se consolide y la venta de eléctricos llegue a cifras como Noruega, el Gobierno tendrá que poner más de su parte para aumentar el abanico de opciones de recarga. «La red de puntos de recarga públicos debe desarrollarse extensamente para generar confianza entre los ciudadanos y favorecer así la adquisición de coches eléctricos», pidió recientemente Jordi Sevilla, presidente de Red Eléctrica, durante la firma de un convenio con la Federación Española de Municipios y Provincias con el objetivo de facilitar la instalación de esta infraestructura.

EL DIARIO 

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