2018, el año en que la termosolar volvió a brillar

(MUNDO) Despedimos un año muy importante para el sector termosolar que constituirá ese punto de apoyo para la palanca que impulse el despliegue acelerado de esta tecnología a nivel mundial.

Este año, grandes proyectos comerciales termosolares han batido en precio a los ciclos combinados en Dubái, Australia y Chile, con precios en emplazamientos de alta radiación en torno a los 5 c€/kWh y a 7 c€/kWh en lugares de radiación similar a nuestro país.

Aunque en España hace tiempo que no se construye ninguna nueva central termosolar, nuestras empresas siguen teniendo una participación relevante en los proyectos de Marruecos, Sudáfrica, Chile, Emiratos e incluso de China.

Pero, tal vez, el aspecto conceptualmente más relevante es la percepción creciente del papel esencial que las centrales termosolares, complementando a la generación fotovoltaica a partir de las últimas horas de la tarde y durante toda la noche, van a jugar en la estructura de generación en la próxima década en países soleados y, en particular, en España.

Ese perfil de despacho fue precisamente el solicitado en el reciente concurso en Dubái, para el que la termosolar ofreció mejores precios que los ciclos combinados y es el que Protermosolar ha presentado en su informe Transición Energética del Sector Eléctrico. Horizonte 2030, cuyas conclusiones, desmitificando la necesidad del mantenimiento de las nucleares tras el cierre de las centrales de carbón, ha tenido un importante impacto.

El almacenamiento será la clave para que las renovables constituyan, más pronto que tarde, prácticamente el 100% de la generación eléctrica en muchos países. Pero frente a un hipotético almacenamiento de la electricidad generada en exceso por la eólica o la fotovoltaica, cuyos planes de negocio, tanto de sistemas de baterías como de futuras centrales con vertidos, serían más que dudosos, hay que incorporar en la planificación centrales renovables con almacenamiento que despachen complementariamente a las fluyentes y eviten, precisamente, ese problema.

Y, afortunadamente, ya disponemos de esa tecnología renovable que desacopla la captación de la generación, gracias a su almacenamiento térmico sin pérdidas significativas por retrasar medio día su despacho. Son las centrales termosolares cuyos costes para el respaldo de las renovables no gestionables son similares en estos momentos a los de eventuales nuevos ciclos combinados y cuya competitividad seguirá irreversiblemente avanzando en los próximos años, ya que los costes de la termosolar seguirán bajando mientras que los del gas y las emisiones seguirán subiendo.

Otros países europeos con intenciones de fuerte crecimiento de las renovables no saben cómo abordar su falta gestionabilidad y están considerando soluciones complejas y costosas por no disponer de condiciones para el despliegue de centrales termosolares.

En España no tenemos ese problema y, además, sabemos como contribuyen estas centrales a la convergencia regional, el crecimiento económico y el empleo.

REVE 

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